Solo en mi habitación una noche, recordé el momento preciso en que me enamoré de Bianca, con su sonrisa tierna y sus ojos llenos de emoción. Recordé nuestros miércoles de Restó y los fines de semana en casa de mi familia. Habían tantos momentos que podíamos haber disfrutado juntos como pareja y me los perdí. Raúl había tomado ventaja con sus propuestas y su dinero. Yo solo había terminado la universidad y había comprado una moto con el sueldo. Vivía para mí y buscaba mi felicidad en las cosas que no me la llegarían a dar.
Exigí a la enfermera darme el alta hace unas semanas y me dijo que hoy era el día que al fin salía. Había sido un mes diferente a todo el año que ya había vivido en el hospital. La enfermera me desconectó los cables que cercioraban mi pulso. Me quitó las jeringas y puso en mi mano una llave: "El locker 27 tiene tus cosas" me aclaró. La miré aturdido e indicó hacia dónde debía ir. Abrí mi casillero y comencé a inspeccionar con detenimiento las cosas que habían dentro. Mi billetera, las llaves de mi moto, unas cuantas basuras que no importan y una foto; la foto que llevaba en mi chaqueta cada día, Bianca la había tomado y la imprimí para poder tenerla conmigo siempre. Sentí una presión fuerte en mi pecho y una lagrima quería caer de mis ojos. Aún no puedo creer lo que pasó con ella. Ay mi pobre Bianca.
Dos semanas de tranquilidad osaron irse cuando Raúl irrumpió en mi casa un jueves en la tarde. Realmente ya no había razón para que él estuviera dirigiéndome la palabra. Lo que había hecho no tiene perdón ni de Dios. "Vamos Miguel, solo necesito aclarar las cosas" pidió él. "Aclarar ¿Qué? Arrebataste lo más bello que había en mi vida y te escapas de la policía por los millones que botas por el drenaje. Nicol no merece tu presencia. Ella es mucho mejor que todo lo que tú puedas intentar ofrecerle. De Bianca, ni hablar. Suficiente, vete ya." Le grité enfurecido. "Desorden de personalidad" balbuceó silente, "nada en mi vida está en orden, Bianca era la única que sabía de mi condición y la única que entendía por lo que estaba pasando, ella aceptó estar conmigo por lástima, pero siempre hablaba de ti, siempre soñaba con tus caricias, inventaba trabajar para dejarla sola en vez de golpearla. Mi genio era muy complicado y ella lo sabía, siempre me daba mi medicina aunque yo no me la quisiera tomar. Ella era un ángel". "Aun así tus celos la mataron" exploté con rabia. Ahora ni tú ni yo podemos disfrutar de su compañía. Eres un desgraciado, durante ese año que desaparecí de tu vida, solo la trataste como una basura, ella me contó todo" dejé escapar. Su mirada se paralizó y sus manos se petrificaron ante la idea de mis conocimientos; él sabía que yo me había enterado de cada cosa sucia que él había protagonizado, no aguantó su culpa y cayó de rodillas agonizando un llanto extraño. "Yo no quería que ella se fuera, solo quería que me amara tanto como te amaba a ti, ese año solamente volvía a casa a ducharse y cambiarse de ropa para volver a tu lado. Un día ya no aguanté y la tomé del brazo más fuerte que de costumbre. Llorando me rogó que la soltara y no pude mirarla con ojos misericordiosos. Quería que fuera solo mía. Ella forcejeó para irse y mis impulsos ganaron. La tomé y la arrojé a la cama..." "No sigas idiota" interrumpí. "¿Crees que me interesa en algún grado saber cómo te sientes? ¡Jamás me importaste!" Mentí con orgullo. Nada tenía valor para mí más que ella, sus caricias y sus besos era lo que me hacía sentir vivo, pero él me la había quitado, había hecho eterno lo único que me mantenía cuerdo. Lo eché de mi casa en medio de gritos y sollozos, llamé a al policía, pero su tonta excusa fue "está en condición mental diferente, no podemos encarcelarlo". Ya no se trataba de un doctor millonario, pero de un asesino incontrolable.
Cada día era una tortura y a pesar de ir a casa de Carol y hablar con Lucas, nada mejoraba. Lucas se había hecho muy amigo mío en este último tiempo, "eres un luchador" me elogió un día, "aún luchas la guerra de tu vida, pero vas ganando" continuó. Jamás anhelé tanto estar con Bianca como cuando Carol me abrazó con un toque de pena, pena por lo que había vivido y pena por Bianca, una de sus amigas. Nicol también me mandaba mensajes y me llevaba almuerzo constantemente, pero todo se veía gris.
Los monstruos de mi cerebro dominaban mi mente y no me permitían pensar. Anoté en un papel todas las anécdotas bellas que viví con Bianca y deseé sacarlas de mi cerebro. Camino al cementerio compré sus flores favoritas y enrollé la lista con una cinta verde agua, ese color siempre le quedaba bien en las tardes. Entré con calma y saludé a la portera como de costumbre, "Se ve más delgado señor Miguel, ¿Está comiendo bien?" Asentí y continúe hasta el pasillo 4, la fila 17, ahí donde estaba su foto. Ella era mi musa y no había pero que lo cambiara, cerré los ojos y sentí sus caricias en el aire. Supe en ese momento que debía continuar y arreglar las cosas. Buscar un norte al cual llegar.
8 años pasaron con dificulta extrema. Mi pequeña Bianca ya cumplió 6 años y se parece a su madre. Esa niña pequeña me recuerda lo mejor de la vida, me recuerda siempre que las flores pueden aparecer después del invierno más frío. Mi pequeñita había nacido un 12 de julio, casi como si lo hubiera planeado. Su madre era perfecta, una perfección sublime, la amo tanto como a mi niñita. Cada cierto tiempo venimos los 3 a visitar a Carol, Lucas y su pequeño Antonio que ya casi cumple los 8 años. Carol sigue espléndida, luego del traslado de Raúl a una clínica psiquiátrica, todos vivimos más tranquilos. Lucas aún me llama 'sopenco' cada vez que puede, pero no hay nada que unos vasos de whisky no arreglen entre nosotros. Nicol decidió irse a otro país, lleva 3 años y su vida no puede ser mejor, me llama y hablamos alegremente. Siempre le manda saludos a mi esposa y exige que viajemos para conocerla, mi mujer se ríe y reclama que cuando tengamos mucho dinero podemos hablar de viajes. Esta tarde jugué con Bianca en el parque, le puse su vestidito Amarillo, su cabello rizado me recuerdan días bellos, y estoy agradecido de haberla encontrado, porque lo más hermoso de mi hija es lo parecida que es a su madre. Diana es hermosa. Aún me siento afortunado de saber que ella me encontró y arregló todos mis trozos rotos. La vida sigue, uso somos inteligentes, seguiremos con ella.
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