Ese frio que entra por la ventana... si, ese que una vez me dijiste que no iba a sentir si estaba protegida... pero ¿protegida de qué? Monsters?
no, solo siento en el talón y la punta de mis dedos, no es nada por qué temer. Recuerdas aquel viaje de lluvias y canciones? ese en el que sentí la helada de la noche en mi espalda... No lo recuerdo tan bien como cuando te dejé en la estación, tu a punto de partir, yo a punto de resfriarme por el frio invernal... la nariz estaba roja y helada, labios morados, dedos casi entumidos.
No necesitas preocuparte por todo lo que pase, al final toda la helada se resume en nada. Esa nada de la que todos hablan, la que de verdad duele, cuando se te congela el corazón, y ya no hay nada que hacer al respecto.
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