sábado, 9 de noviembre de 2024

Así te conocí

Toda la vida estaba encasillada en los qué dirán, en las historias que me contaban de lo mal que salen las cosas cuando uno confía inmediatamente en alguien, y sin quererlo, rompí todas esas reglas. 

Me dicen que las coincidencias son solo cosas del destino que juegan a tu favor y a veces en tu contra, pero conocerte en este tiempo, de esta manera, no hay coincidencia que pueda explicarlo. 

Fue muy fácil encontrar los puntos en común que hilaban nuestras ideas, fue sencillo encajar las piezas de un puzzle que pensábamos nadie más sabría armar, esas piezas idénticas solo las teníamos nosotros. 

El hielo se rompió desde el primer momento en que nos dimos cuenta que las risas son para ambas pantallas del chat, y la cosa se fue poniendo buena. 

“No confíes en nadie” dijiste tú, contándome tu vida como si me conocieras de hace mucho tiempo. “Vamos despacio” susurrabas en la mitad de la noche, mientras imaginabas cómo se llamarían nuestros hijos. Eres la antítesis de tus propios consejos, te ríes de mi y te avergüenzas de tus heridas de guerra, sin saber que son esas marcas las que enternecen mi corazón. 

Te escudas en tu silencio cuando escuchas algo que te impacta, pero ese mismo silencio es el que me indica que todo va bien, porque a pesar de evitar producir sonidos, tus pensamientos gritan aquello que yo también estoy pensando. 

“Hasta ahora todo va bien”, dices con ánimo, pero las cosas no van bien, las cosas van más que bien. 

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