jueves, 6 de agosto de 2015

Por la mañana.

El sol saliendo paulatinamente golpeo mi cara violentamente, mis ojos se han arrugaron y mi frente marca una línea frágil y casi imperceptible. Levanto mis brazos para estirarme un poco aun con mi cuerpo recostado sobre la cama, hoy no deseo levantarme, hoy deseo quedarme aquí y dejar de pensar tanto, dejar de darle vueltas y vueltas a los asuntos que a los demás pareciera no importarles, aveces me siento inútil, aveces siento que si yo no estuviese aquí, nadie movería un pelo por hacer las cosas importantes, esas cosas tan necesarias pero que parecieran ser tan vanales, pero les aseguro que no pueden quedar sin hacer. Giro mi cuello y caigo en la realidad, "¿hace cuanto tiempo me ha estado mirando?", mi cara se sonroja y me recorre un escalofrío, no es que me moleste, de hecho me encanta, pero aun no he terminado de acostumbrarme. El  sonríe, y solo me mira, sabe que no hace falta mas para hacerme sentir importante, alguna vez me lo dijo, yo soy la razón de la sonrisa en su rostro. Me acerco un poco a el y me abrigo bajo sus brazos, quisiera congelar este momento, quisiera congelar la calidez, pero por favor, solo léanme en voz alta y es obvio que lo que deseo no solo es imposible sino que además no tiene ningún sentido, aun así yo soy feliz así a su lado, soy la calidez de su sonrisa, y el el abrigo en mi corazón.

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